La
mejor manera de informar a Uds. lo que es un taller de estas
características es contar la experiencia vivida por una
asistente, a través de sus palabras ella ha querido compartir
esos momentos:
Necesito expresar
por escrito mi experiencia de aprendizaje obtenida este sábado
9 de agosto en el taller de auto-conocimiento y desarrollo
personal.
Comencé con la palabra "necesito", porque
el verbo necesitar me provocó un cambio tanto de actitud como
de semántica.
En
realidad no me había dado cuenta que como personas, estamos
llenas de necesidades que por el hecho de no hacerlas
explícitas se transforman en "quejas". La queja es
algo común en nuestros días y, además, contagiosa. Quien se
queja más, quien tiene más conflictos es el que gana la
competencia y nos amargamos porque no me dan o hacen lo que yo
quiero que me den y hagan sin haberlo pedido en forma clara y
directa. Ahora prenderá una lucecita cuando comience a
quejarme, ya que la queja no conduce a nada, no resuelve
problemas, sólo nos hace sufrir, provocar ira, alterando así
nuestra felicidad.
Otra
enseñanza preciosa que me dejó este seminario-taller es que el
descanso, la paz, la capacidad de relajarnos y provocar
tranquilidad está en nosotros mismos. Podemos lograr ese estado
que nos conduce a nuestro propio "santuario", como lo
mencionó y nos hizo vivenciar el profesor Cortés. Ir cuando lo
"necesitemos", en forma constante si nos trae
bienestar a nuestra vida cotidiana.
Bueno, ha sido un día bastante productivo y logró un cambio
notable en varios de los que asistimos.
Gracias a la Pontificia Universidad Católica de Chile, que a
través de su profesor el psicólogo Cristian Cortés nos
agregó algo nuevo a nuestra experiencia de vida.
También
agradezco a nuestro Colegio marista, porque en su visión
educadora nos manifiesta lo importante que es tener una
formación permanente que nos lleve a una mejor calidad de vida.
Y espero, al igual como lo expresó nuestro rector don Claudio
Arellano C. al iniciar este taller, que sólo sea el comienzo de
muchos cursos de alto nivel.
Finalmente
agradezco a nuestra Buena Madre, quien es nuestra primera
educadora al ser madre de Dios, porque nos brindó la
oportunidad de mejorar y así sentirnos más cerca del Padre.