En el campamento base, lobatos y golondrinas hacían gala de sus nociones culinarias para que posteriormente todos disfrutaran de unas ricas cocadas. Durante la mañana ya se encontraba presente en medio del taller la Recordada “Tía Laurita” que hacía pocos días había llegado de su labor como misionera en Bolivia Entrada la tarde, todos los beneficiarios se refrescaron nuevamente en nuestra improvisada piscina natural. Posteriormente el turno del taller de cocina correspondió a las Ramas Tropa y Compañía, que prepararon con sus propias manos un refrescante “tutti – fruti” y una torta para el deleite de todos. Luego de ello, aunaron esfuerzos todos los beneficiarios para preparar sus vestimentas e iniciar después de la sabrosa cena, la velada que esta vez tenía un simbolismo especial. Seria la última actividad con nosotros de tres beneficiarios: Florencia, Ignacia y Francisco Yánez Gutiérrez. Fue una noche mágica de sentimientos y emociones. Después de saltar, correr, cantar y reír llegó el momento del adiós. Sus padres habían llegado al lugar de campamento para retirarlos, aflorando allí la  nostalgia del alejamiento de una amiga, no sólo de estudios, sino también  de noches de campamentos y excursiones.  Sentimientos encontrados que abrazando en el silencio de la noche, las lágrimas fueron cayendo por la amistad enraizada. . Ese fue el concepto que grafica mejor nuestra segunda noche de campamento. Para cada uno de ustedes: “Flor”, “Nacha” y “Pancho”, les deseamos lo mejor en esta nueva etapa de sus vidas. Han dejado una huella indeleble en nuestro grupo. A nombre de todos los dirigentes que tuvimos la suerte de trabajar con ustedes les damos las gracias por todo lo que contribuyeron a cada una de las unidades donde le tocó  participar durante su recorrido. Ojalá hayamos aportado con un granito de arena a su crecimiento y desarrollo personal. Tengan siempre  presente que: UNA VEZ SCOUT… SIEMPRE SCOUT.