Con alegría, hemos iniciado la celebración de los
75 años de nuestro querido Colegio. Lo hemos hecho uniéndonos al
Señor en la Eucaristía y rindiendo un homenaje a esta noble
Institución a través de un desfile de todo el Colegio y de un
homenaje a cada uno de los Hermanos de la Comunidad.
Muchos recuerdos se agolpan en nuestra memoria
cuando transitamos por los caminos que los Hermanos José
Marcelo, Crisóstomo, Juan Epifanio y Claudio, comenzaron a andar
aquel 22 de marzo de 1931. Muchos Hermanos y Laicos Educadores
han dejado un legado imperecedero en la memoria y en los
corazones de cada una de las generaciones que han pasado por las
aulas del Instituto San Fernando.
Han transcurrido muchos años desde entonces. Son
miles los alumnos que han pasado por nuestras aulas, cientos los
Hermanos y Laicos Educadores. Por eso, el pasado domingo 26 de
marzo quisimos reunirnos como Familia para celebrar la
Eucaristía, que fue oficiada en la Parroquia San Fernando Rey
por nuestro Obispo Monseñor Alejandro Goic K. y concelebrada por
el párroco, Padre Fernando Armijo, y el sacerdote Héctor
Fuentes, párroco de Malloa y guía espiritual de nuestro Colegio.
El oficio religioso fue encabezado por nuestro
Rector don Claudio Arellano C., la Comunidad de Hermanos de
nuestro Colegio, el CODI, Docentes, Exalumnos, Alumnos y sus
Familias, a los que se agregaron invitados especiales que fueron
partícipes de esta alegría que nos embarga. El templo se colmó
de familias y amigos que deseaban ser partícipes del inicio de
esta celebración.
La Eucaristía fue preparada y dirigida por el
departamento de Pastoral de nuestro Colegio. Durante la Homilía,
nuestro Pastor destacó la labor que realiza la Congregación
Marista y agradeció la dedicación y el cariño que ellos han
puesto en estos 75 años de servicio a la comunidad de San
Fernando.
Don Claudio Arellano C. dirigió unas sentidas palabras durante
la Acción de Gracias, haciendo una breve referencia a los
inicios de nuestro Colegio en 1931, sus palabras fueron las
siguientes...
El Ilustrísimo señor Obispo de Rancagua, Don
Rafael Lira Infante, desde varios años solicitaba la fundación
de un colegio en la ciudad de San Fernando. Entró en
negociaciones con nuestro Hno. Visitador, llegando a la
conclusión de hacer realidad el proyecto de fundación del ISF.
¡Bendito sea Dios por ello!
El día 25 de febrero del año 1931, en el expreso de las 9.32,
salen de Rancagua los Hnos. Crisóstomo y José Marcelo para tomar
posesión del edificio que se destinaba al Colegio y preocuparse
del amueblado y demás arreglos que exige una casa en fundación.
Llegaron a las 10.30 y se dirigieron a la calle Carampangue,
entre Manuel Rodríguez y Talcahuano (hoy calle España), lugar
donde está ubicada la nueva residencia. ¡Qué desolación! Piezas
sucias, muebles amontonados, trabajos incompletos, sin luz, sin
agua, sin cocina. Más tarde llegó Dn. Eduardo Larraín, Vicario
del Obispado de Rancagua y, en su compañía y siguiendo su
ejemplo, se comenzó a barrer. El sacristán de la Parroquia
también ayuda a limpiar. Así se pasó el día de la fundación.
Poco a poco, los vecinos se dieron cuenta de nuestra llegada. El
mismo día 25 comenzamos a dormir en el local propio del colegio.
En la única pieza que puede servir para dormir y en donde
tenemos todo amontonado.
El Sr. Cura Párroco, Dn. Roberto Ramírez S. es
acreedor a todos nuestros agradecimientos, pues, de palabra y de
hecho, se ha portado muy bien. Durante 8 días, los hermanos
almorzaron y comieron en su casa, e hizo varios regalos a la
Comunidad, consistentes en armarios y libros. La nueva comunidad
quedó integrada en esta forma: Hno. José Marcelo, Director, Hno.
Crisóstomo, Hno. Claudio y Hno. Juan Epifanio.
El día 22 de marzo, primer domingo del curso, el Colegio sale
por primera vez, para asistir a la misa de 10.30, en la
parroquia. El público se detiene para contemplar la correcta
formación de nuestros alumnos. Al salir de misa, la gente
presencia nuevamente el desfile del colegio y los comentarios
que se oyen son favorables.
Ese mismo día tuvo lugar la ceremonia de la
inauguración oficial y bendición del local del Colegio, por el
Sr. Obispo de Rancagua. Asistieron al acto todos los alumnos y
sus familias, las autoridades y comunidades religiosas del
pueblo y numerosas familias más.
Damos gracias a Dios por la actual Comunidad de Hermanos
Maristas, Humberto, Raúl, Elías, Basilio y Francisco, porque con
su testimonio de humildad y sencillez mantienen vivo el carisma
del Padre Champagnat entre nosotros.
Damos gracias a Dios por el Hermano Fernando de la Fuente, quien
con su testimonio de entrega a los más necesitados del Zaire ha
dejado el ejemplo de un cristiano cabal, capaz de dar la vida
por sus hermanos, a imagen de Jesús, que en la Cruz se entregó
por nosotros para salvarnos.
Damos gracias a Dios por la incipiente comunidad
Marista de Alto Hospicio, que nos vincula con las raíces de la
Congregación, que surge en 1817 para educar a los niños más
necesitados del Sur de Francia. En Alto Hospicio, el Hermano
Agustín, hasta hace poco Vicerrector de nuestro Colegio, y el
Hermano Isidro, han iniciado una nueva obra, en medio de la
pobreza, en una casa pequeña y sencilla, con la ilusión de
ayudar a la Iglesia a formar buenos cristianos y buenos
ciudadanos.
Damos gracias a Dios por los educadores Maristas, Hermanos y
Laicos, que siguiendo a Marcelino Champagnat, tratamos de ser
apóstoles para los jóvenes, evangelizándoles a través de nuestra
vida y nuestra presencia entre ellos, así como mediante nuestra
enseñanza, dando testimonio personal y comunitario de nuestra
alegría, esperanza y vida cristiana.
Damos Gracias a Dios por las familias que nos
confían a sus hijos. Por la colaboración que nos brindan para
educarles con el sello de María y Champagnat. Por hacernos
partícipes de los sueños que tienen para sus hijos, principales
depositarios de nuestra vocación educadora.
Damos gracias a Dios por los niños y jóvenes que el Señor nos ha
confiado, para ayudarles a ser personas integras y esperanzadas,
con un profundo sentido de responsabilidad orientado a la
transformación del mundo que les rodea. Inspirados por las
palabras de Marcelino: No puedo ver a un niño sin sentir el
deseo de catequizarle, de decirle cuánto lo ama Jesús,
presentamos a Jesús a los jóvenes como una persona real, al que
pueden llegar a conocer, amar y seguir.
Damos gracias a Dios por los exalumnos egresados
de las aulas del ISF, que a través del Centro de Exalumnos
mantienen vivo su amor por nuestro Colegio y sirven a la
sociedad con los valores que la Buena Madre y San Marcelino
sembraron en su espíritu durante su paso por las aulas Maristas.
Finalmente, damos gracias a Dios por la ciudad de San Fernando,
que acogió esta obra y la hizo parte de su historia en las
calles que hoy llevan el nombre de nuestro Fundador y de
Hermanos que dejaron la huella del Evangelio con su entrega y
compromiso cristiano.
Por todo esto, te damos gracias, Señor.
Terminada la Eucaristía, nuestros alumnos y alumnas
revivieron una antigua tradición de la ciudad: el desfile
colegial. Ante las autoridades presentes, encabezadas por
nuestro Rector, el señor Alcalde, el señor Gobernador, el
Comandante del Regimiento Nº 19 de Colchagua, el Prefecto de
Carabineros, la Comunidad de Hermanos y otros invitados, junto a
los familiares de los alumnos, se dio inicio al solemne desfile
de todo el Colegio, desde Prekínder hasta Cuarto Medio,
incluidos los docentes y un grupo de entusiastas exalumnos, que
con mucha prestancia y orden recordaron sus tiempos de
estudiante.
Previo al desfile, se izó el pabellón nacional a
los acordes del Himno Nacional interpretado por la banda
Instrumental del Regimiento N° 19 de Colchagua. Luego se
presentó con gran éxito el grupo instrumental dirigido por la
profesora Francisca Mena. Finalizó este breve acto con un
momento muy emotivo. Nuestro Rector, don Claudio Arellano C.,
acompañado por el señor Alcalde y exalumno, don Juan Paulo
Molina, el Presidente del Centro de Padres, don Francisco
Cumsille, el Presidente del Centro de Alumnos, don Rodrigo
Guajardo, y el Presidente del Centro de Exalumnos, don Francisco
Morales, entregaron un reconocimiento muy merecido a la actual
Comunidad de Hermanos de San Fernando por su entrega generosa y
su permanente disposición para seguir mantieniendo muy en alto
el Carisma Marista.
Al concluir, la enorme satisfacción de haber vivido
dos ceremonias muy emotivas y muy bien organizadas, con las
cuales nuestro Colegio se conecta con su historia y renueva el
compromiso de seguir formando Buenos Cristianos y Virtuosos
Ciudadanos, legado permanente de nuestro Santo Fundador,
Marcelino Champagnat.
La alegría y satisfacción de los padres, como también sus
felicitaciones por esta hermosa celebración, son nuestro mejor
incentivo para seguir educando a la luz del Evangelio.
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